El tercer Minimalismo
Por Eduardo Norris
A partir de los años cincuenta, algunos compositores comienzan a elaborar obras inspirándose en diversos artistas visuales, como en el caso de los pintores Malevicht, Tatlin y Mondrian, cuyas creaciones demuestran la utilización de un mínimo de colores y de formas. Por aquella época, en escultura comienza a surgir en Nueva York la escuela del minimalismo, basada en el uso de formas simples de cuadrados y cubos. Erik Satie compone “Las Vejaciones”, obra musical constituída de 840 repeticiones, y John Cage elabora “4’33””, pieza que comienza a transmitir lo que sería el origen de la música minimalista, aunque ésta vertiente comienza a ser adoptada recién en los años 60, con influencia clara de las artes visuales. Por definición, el minimalismo es la generación de sonidos por medio de instrumentos normales de orquesta (Tubas, cornos, piano, violín, viola, ...) y de otros tipos de herramientas como el sintetizador, dando origen a una música escrita con muy pocos arreglos y sin una exagerada orquestación. Es interesante prestarle atención a este movimiento musical, ya que hace muy poco que fue aceptado, no sin ciertos retaceos, dentro de los círculos académicos de la música clásica actual. Algunos de los expositores de éste género son La Monte Young y Terry Riley, cuyos pasos fueron seguidos por Steve Reich, considerado el tercer mayor pionero –junto a Philip Glass- del minimalismo.
Reich nació en Nueva York en 1936. Desde muy joven comenzó a tomar clases de piano y batería, aunque nunca pasó del nivel medio. En 1957 ingresó a la cátedra de filosofía de la Cornell University de Nueva York, y estos estudios influirían de una manera muy particular en las obras de Reich, y sobre todo en la concepción del significado de la música. Al año siguiente comenzó a estudiar composición en la prestigiosa y exigente Juilliard School, también de Nueva York (Donde además estudió el citado Philip Glass, mientras que actualmente lo hacen algunos argentinos como el joven violinista cordobés Sami Merdinian: prestar atención) y, cuatro años después, se cambia a la Mills College en Oakland, California, donde sus maestros fueron los grandes compositores Darius Milhaud y Luciano Berio. Al cumplir 30 años, funda junto a tres colegas el grupo Steve Reich and Musicians, donde sus ejecutantes se ensamblarían para tocar únicamente su música. A través de los años, el tamaño fluctuante del grupo rondaría entre tres y catorce músicos.
La música de Steve Reich comenzó a ganar popularidad, y el término minimalismo aparecería desde entonces siempre conectado con su música. Una de sus primeras composiciones importantes fue en 1964 con la obra “Música para tres o más pianos”, en la cual los sonidos se van desarrollando paso a paso, o fase por fase, mientras que en 1966 realiza el mismo estudio utilizando la voz humana en “Come Out”, si bien al año siguiente vuelve a investigar éste proceso con instrumentos acústicos en sus “Piano Phase” (Obra para dos pianos o dos marimbas) y “Violin Phase”, ésta última a interpretar por cuatro violines, o por un violín y una cinta de grabación.
Reich, quien siempre indagó en diversos ritmos y sonidos de distintas partes del mundo, viajó en 1970 al África para estudiar por tres meses en la Universidad de Ghana junto al percusionista Gideon Alorwoye, y su impresión de ésta experiencia se ve reflejada en su obra “Drumming” (1971), composición en la que se conjugan cuatro pares de bongos, tres marimbas, tres campanas y voces humanas de una forma notable, obteniendo un gran suceso en los Estados Unidos. Pero estos ritmos africanos no son sus únicas influencias importantes, ya que Steve Reich adora también el lenguaje del jazz de Charlie Parker y John Coltrane, la música medieval francesa de Léonin y Pérotin y las obras de otro compositor contemporáneo americano, el también citado Terry Riley. En esencia, su lenguaje musical puede ser descripto como una reinterpretación actual de módulos rítmicos repetidos que asumen una cierta ambigüedad a lo largo de su asimetría, gracias a técnicas conocidas como “fases” o “sustituciones”. Como dijo el crítico de música Michael Steinberg, “es un cambio gradual que aparenta no tener variaciones”. En concordancia con Steinberg, Reich señaló una vez estar “interesado en las posibilidades de múltiplos con los mismos instrumentos” y en “una extensión o elaboración de un canon con idénticas líneas como si procedieran de una grabación en diferentes pasos”.
Reich siguió componiendo, desviándose un poco de la esencia minimalista de los pequeños grupos para pasar a las composiciones orquestales, tal como lo demuestra su creación “Música para Dieciocho Músicos” (1976). En 1977, Reich inicia otro estudio al viajar a Israel para estudiar música hebrea, lo que le da una idea más completa para utilizar la voz humana en sus obras. En 1980, a pedido de Edo de Waart, conductor de la Sinfónica de San Francisco, compone “Variaciones para Vientos, Cuerdas y Teclados”, pieza que constituye una de las primeras introducciones del teclado eléctrico –en este caso, tres órganos eléctricos- dentro de una orquesta sinfónica en el marco de una composición clásica (También lo habían hecho anteriormente, entre otros, Keith Emerson y Rick Wakeman, aunque sus respectivas obras son más aproximaciones del rock a la música clásica que a la inversa). El repertorio de Reich, como así también sus ensayos e ideas escritas sobre música, comienza a integrarse al repertorio popular y a ser aceptado en los círculos académicos, a la vez que es aclamado por la crítica mundial. En 1988 aparece su brillante obra “Different Trains”, una pieza compuesta especialmente para el irreverente Kronos Quartet, e inspirada en el holocausto de la 2da. Guerra Mundial y escrita para cuarteto de cuerdas con acompañamiento de cuerdas pregrabadas y voces sampleadas. Paralela a ésta, Reich compuso “Electric Counterpoint”, también a pedido del guitarrista de jazz Pat Metheny, donde pueden apreciarse con notoriedad los sonidos de una cinta de grabación sobre la que tocan una guitarra acústica y otra eléctrica, y un bajo. Como se ve, Steve Reich no dejó de investigar los sonidos de cuanto instrumento llegaba a su prácticamente ilimitada imaginación, como así tampoco dejó de apreciar los recursos visuales que servirían para desarrollar sus obras, como se puede apreciar en su ópera documental “The Cave” (1994), una pieza que combina teatro, música, película y sonidos para hablar sobre la vida del profeta Abraham, obviamente como parte de la herencia hebrea que recibió de sus estudios.
Fuente:www.castellanos.com.ar
1. Different Trains - America-Before the War
2. Different Trains - Europe-During the War
3. Different Trains - After the War
4. Electric Counterpoint - Fast
5. Electric Counterpoint - Slow
6. Electric Counterpoint - Fast
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