"El mundo más bello no es sino un puñado de desperdicios echados a voleo" afirmaba Heráclito de Efeso (540-480 a.C.), apodado el oscuro. Quien le iba a decir que transcurridos más de dos milenios, gran parte de sus explicaciones científicas acerca del universo harían plausibles su tremenda sentencia. Más habría aumentado su asombro al conocer la existencia de un músico, también de origen helénico, que haría del pensamiento heracliteano la base de su creación artística. De este modo, sonidos y cálculos de probabilidades, forman y desarrollan el universo acústico de Iannis Xenakis. El siglo XX es el siglo de las nuevas músicas. Aunque hubo también revoluciones musicales en otros períodos, la ruptura con la tradición histórica no fue nunca tan radical, debido fundamentalmente al rechazo de la tonalidad iniciada por Arnold Franz Walter Schönberg (1874-1951), hasta llegar al completo abandono del concepto tradicional de música (i.e. John Milton Cage / 1912-1992). El siglo XX ha cultivado una variedad de estilos en la música mucho mayor que la de cualquier otro período anterior. A ello contribuye la conservación del abundante patrimonio musical, el progresivo contacto con la música de otras culturas y la posibilidad de escuchar música en diversos soportes. La música refleja también en esta pluralidad el espíritu de la época, si es que aún puede hablarse de tal a la vista de su diversidad.
Iannis Xenakis nació en Bráila (Rumania) en 1922 en el seno de una familia de ascendencia griega. Es, por ello, que en 1932 se traslada a vivir a Grecia. Desde su más temprana juventud, Iannis Xenakis fue especialmente sensible hacia la música que lo rodeaba: el folklore autóctono, el arte de inspiración bizantina, los grandes clásicos centroeuropeos. Y sin embargo, se matriculó en la Escuela Politécnica de Atenas para atender a su otra vocación: la ciencia. Su formación se vio bruscamente interrumpida por la Segunda Guerra Mundial (concretamente con la invasión de Grecia por los ejércitos italiano y alemán). El joven Xenakis participó activamente en la resistencia comunista sufriendo heridas muy graves en una acción bélica acaecida cuando la contienda tocaba a su fin. Además, fue capturado y sentenciado a muerte, escapando afortunadamente antes de que se hiciese efectiva dicha condena.
Iannis XenakisTerminado el conflicto, Iannis Xenakis se traslada a París en 1947 adquiriendo la nacionalidad francesa, dispuesto a impregnarse de ciencia y arte a partes iguales. El inquieto espíritu de Iannis Xenakis necesitaba varios campos de acción para sentirse satisfecho. Así, formo parte del equipo de colaboradores del famoso arquitecto Charles-Édouard Jeanneret Le Corbusier (1887-1965) de 1948 a 1960, estableció estrechos contactos con Arthur Honegger (1892-1955), Darius Milhaud (1892-1974), el director de orquesta Hermann Scherchen (1891-1966) y, por encima de todos ellos, por afinidad de ideas, con Olivier-Eugène-Prosper-Charles Messiaen (1908-1992). Los primeros frutos de su inventiva no se hicieron esperar. En la esfera de la arquitectura, proyecto el convento de La Tourette (observando con meticulosidad los aspectos acústicos del edificio) y el Pabellón Philips de la Exposición de 1958 celebrada en Bruselas. En el ámbito musical, sorprendió a propios y extraños con sus experimentos con la música estocástica a partir de 1954: "Metástasis" para la que utilizó cálculos procedentes de sus trabajos arquitectónicos, "Pithoprkta", "Terretêtorh", etc... Además fundó la Escuela de Música Matemática y Automatizada en París en 1966, enseñando allí y en la Universidad de Indiana, donde fundó un centro similar.
Desde aquellos años hasta hoy en día, Iannis Xenakis colecciona un catálogo musical rico en calidad y cantidad, sujeto a la alabanza y a la crítica, al aplauso entusiasta de unos y al desdén o la indiferencia de otros. Su obra ofrece un itinerario estético muy singular desde el que colabora activamente con algunas iniciativas vanguardistas: la música concreta de Pierre Schaeffer, la informática musical, pero nunca con los defensores del serialismo. Iannis Xenakis.
A diferencia de la mayor parte de los compositores europeos más avanzados de comienzos de la década de 1950, Iannis Xenakis no estuvo influido por el serialismo porque, tal como comentó en su artículo "La crise de la musique sérielle" publicado en el numero uno de Gravesaner Blaeter (1954), en este tipo de música la "polifonía lineal se destruye a sí misma por su gran complejidad", produciendo "únicamente una masa de notas en distintos registros". Iannis Xenakis concluye que la escritura serial, pensada y realizada diacrónicamente, genera fenómenos sincrónicos imprevisibles que enmascaran precisamente su carácter diacrónico. La concepción de Iannis Xenakis acerca de las configuraciones texturales complejas rechazaba, por un lado, la irracionalidad sin límite y la indeterminación, y por otro lado, trataba de incorporar la determinación y la indeterminación dentro de un esqueleto teórico más generalizado. Al buscar un tipo de casualidad apropiada a los efectos sonoros en masa, comenzó a aplicar a la música la ley de los números largos formulada por Jakob Bernouilli (1655-1705). Al mismo tiempo, intenta conceptualizar sus reflexiones en diversos escritos, algunos de los cuales están recogidos en su libro "Musiques formelles" (1963). Uno de los muchos proyectos en los que Iannis Xenakis ha participado lo constituye la fundación del C.E.M.A.N.U. (Centre d'Etudes de Mathématiques et Automatique Musicales), un grupo de intelectuales y artistas empeñados en la realización y desarrollo de un saber humanista unitario, sobre la base de una perfecta armonía entre arte, ciencia y tecnología.
En otro orden e cosas, Iannis Xenakis ha permanecido fiel a su compromiso político a favor de la libertad y la tolerancia, de ahí el mensaje ético de algunas de sus obras musicales.
La gran apuesta creativa de Iannis Xenakis se libra en las fronteras del lenguaje musical. De un lado, el magma sonoro puro, libre de ataduras, lanzado en forma de energía telúrica que nos envuelve en su primitiva expresividad y nos transporta al origen mismo del ser audible; del otro, el pensamiento matemático, científico, que trata de ofrecer una estructura, una red de relaciones con el que manejar la erupción volcánica del sonido. Ahora bien, esa estructura asemeja, cual metáfora cósmica, la forma en que la propia realidad de la materia linda entre el azar y la necesidad; se trata, por lo tanto, de un modelo matemático basado en las leyes de la probabilidad, la teoría de los conjuntos, el álgebra de Boole, etc.
En la obra de Iannis Xenakis, la música debe operar con los mismos instrumentos conceptuales con los que se construyen los modelos explicativos de las ciencias físicas, plataformas teóricas que intentan explicar débilmente lo que deviene de forma vertiginosa. Dicho lo cual, el mejor modo de comprobar la intención creativa de Iannis Xenakis no puede ser otro que el de acercarse a su música. Ante ella, más allá de consideraciones estéticas, el oyente se enfrenta a vastísimos espacios sonoros, cargados de fuerza expresiva delicadamente poéticos o violentamente brutales; en ellos no operan las claves de análisis procedentes de la música tonal, modal, serial... se trata de algo nuevo, distinto, se diría que algo así como un cosmos primigenio en estado de formación y desarrollo, que fluye aparentemente de forma casual, cuando en definitiva, ha sido construido por una mente matemática con intenciones artísticas. La capacidad de escucha global es decisiva para asumir la experiencia fructífera de escuchar a Iannis Xenakis.
Partitura para Mycène alpha de Iannis XenakisCon respecto a la obra de Iannis Xenakis, el capítulo orquestal es el más numeroso y se inicia con "Metástasis" (1953-1954) basado en los efectos producidos por una lluvia de glissandi en una orquesta de sesenta y un instrumentistas, cada uno con su parte individual, que dibujan literalmente manchas sonoras llenas de colorido. "Pithoprakta" (1955) es una obra concebida con toda la pureza del método estocástico en la que se mezclan diversos modos de atacar un sonido hasta formar diversos bloques sonoros, como nubes de sonidos que determinan la narrativa musical. "Achoripsis" (1965) es otro ejemplo de la aplicación exhaustiva del calculo de probabilidades, esta vez con un lenguaje más tradicional. "Duel" (1959) es toda una experiencia típicamente xenakiana, dos orquestas en plena pugna basada en la teoría de juegos y prevista hasta cierto punto por el compositor mediante un catálogo de posibilidades de acción sonora que los directores pueden llevar a la practica, siempre según los imperativos del dialogo musical. "Terretêtoh" (1965) y "Nomos Gama" (1967) se centran en la música espacial en sentido estricto, ya que una orquesta de mas de ochenta músicos se confunde con el publico para proporcionar una experiencia sonora personalizada. En los últimos tiempos, Iannis Xenakis ha ido introduciendo elementos rítmicos y un mayor juego de contrastes en la escritura orquestal, tal es el caso de "Roai" (1991).
Works for piano de Iannis Xenakis En las obras de índole pianística, Iannis Xenakis también ofrece obras de gran interés, entre las que deben subrayarse "Evry Ali" (1974), ejemplo de la vocación expansiva de su autor y "Herma" (1960), un viaje auditivo basado en células sonoras que se oponen constantemente. La inagotable imaginación de Iannis Xenakis le ha llevado a utilizar el piano en diversos cometidos, por ejemplo en "Eonta" (1964) para proporcionar un fondo de resonancias armónicas. También aparece el piano en algunas de sus grandes obras orquestales: "Synaphai" (1969) con una notación pianística muy original, pensada para lograr efectos rítmicos y tímbricos; "Erykhton" (1974) en la que el propio autor señala que ha de interpretarse sin tomar aliento, como si de un estallido se tratase; y la mas interesante desde mi punto de vista "Keqrops" (1986) en la que el lenguaje de Iannis Xenakis sin perder un ápice de su proverbial fuerza, se enriquece y diversifica con contrastes timbricos.
Iannis Xenakis - PléïadesUna de las constantes en las obras de Iannis Xenakis es su atención al universo sonoro de la percusión. En una actitud que tiene difícil parangón con otros compositores coetáneos, se diría que Iannis Xenakis nos toma de la mano y nos muestra todo lo que se puede hacer y expresar con las percusiones; quizás la mejor introducción a este tipo de obras sea: "Pléïades" (1979). Aunque si bien es cierto los críticos suelen destacar "Persephassa" (1970) concebida sobre la diversa configuración de tres grupos de instrumentos en constante juego, o "Psappha" (1976) para un solo instrumentista, y una obra de excepcional virtuosismo. "Okho" (1989) completa este peculiarísimo apartado creativo.
Desde 1956 Iannis Xenakis ha podido trabajar con los ordenadores del Centro de Investigaciones de IBM en Francia, y de allí han surgido obras en las que se aplicaban programas informáticos como "ST/4-1,080262" (para cuarteto de cuerda, un homenaje a Blaise Pascal (1623-1662)), "ST/10-1,080262" (para diez instrumentos según distribuciones gaussianas), "St/48" (para cuarenta y ocho instrumentos), todas ellas de finales de los años cincuenta. Modelización de un fragmento de ST/4-1,080262Al mismo tiempo, Iannis Xenakis se interesó por el campo de la electroacústica realizando obras como "Diamorphoses" (1957) y "Orient-Occident" (1960), un continuum sonoro de hechura vigorosa que va trasformándose de forma paulatina. De este apartado cabe destacar una obra emblemática "Kraanerg" (1968) para cinta pregrabada y grupo instrumental de ventitres ejecutantes, que surge como reflexión sonora sobre los acontecimientos históricos de 1968, y en suma, nos brinda el lado más humanista de un músico siempre comprometido con la acción social. También destacaría "La légende d'eer", donde se hace patente en múltiples momentos la vena filosófica de Iannis Xenakis.
Entre su música vocal destacan "Aïs" (1980) para barítono solo y orquesta, una obra de extraordinario lirismo; "Nuits" (1967) para dos voces mixtas, en las que las voces sin palabras son capaces de comunicar un mensaje de claro contenido filantrópico y "Orestiada" (1965) compuesta por Iannis Xenakis a partir del texto de Esquilo. En esta ultima se combina una escritura vocal de extrema dificultad con un trabajo rítmico impactante.
Si bien la complejidad técnica de las obras de Iannis Xenakis las hace accesibles solamente a aquellas personas con unos conocimientos matemáticos muy extensos, el impacto de su música es, para muchos, instantáneo. De hecho, Iannis Xenakis señaló que los teoremas matemáticos que utiliza son leyes universales y, por lo tanto, cuando se trasladan a términos musicales son totalmente comprensibles para cualquiera que los escuche con un cierto interés.
Por Crypt Vihâra
1. Pleiades: Melanges
2. Pleiades: Metaux
3. Pleiades: Claviers
4. Pleiades: Peaux
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Hace 17 horas
1 comentarios:
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