La música que abrió caminos
Por primera vez se editó un disco que rescata composiciones de Juan Carlos Paz
La paradoja se hace más evidente ahora que -por primera vez- se edita un CD con sus composiciones más representativas, 27 años después de su muerte. Una suerte distinta corrieron sus libros, que fueron editados incluso en vida del compositor.
Todavía hoy su música suena en vivo en raras ocasiones y sus obras para orquesta no son interpretadas en el país desde hace años.
Por eso el disco, una iniciativa de Francisco Kröpfl, compositor y discípulo de Paz y que editó el Fondo Nacional de las Artes, es tanto una reparación histórica como una oportunidad para conocer algunas de las 54 obras que escribió.
Según Omar Corrado, musicólogo doctorado en la Sorbona con una tesis sobre el compositor nacido en Buenos Aires en 1897, "la actividad crítica y musicográfica de Paz, su estilo de intervención cultural de marcada ascendencia vanguardista, su inquebrantable vocación de outsider, relegaron a un segundo plano el estudio serio de su producción musical".
"Ejecución" musical
Su música, compleja y sin concesiones, fue resistida y maltratada. "¿Habrá que renunciar a oír una obra propia presentada en buenas condiciones de audición en esta capital?", se preguntaba Paz, en 1967, en ocasión del estreno de su obra "Música para piano y orquesta" en el Colón. "A pesar de la excelente disposición de los músicos, el resultado fue desastroso", escribió en el tercer volumen de su libro de memorias "Alturas, tensiones, ataques, intensidades", editado por De La Flor. Con ironía y no poca acidez, comentó que lo que se escuchó fue "un juego de azar completo, desarrollado a lo largo de la obra ejecutada: ejecutada sin piedad".
Es que Paz asumió a lo largo de su vida un fuerte compromiso con toda actividad que tuviera "el signo del riesgo y de la posibilidad", y fue un crítico implacable de toda aquella "tendencia que conduzca a una claudicación, un retroceso, un arrepentimiento o componendas de tipo académico, pasatista y reaccionario", según afirmó en 1955.
Es en este contexto en el que, tanto la música como las palabras, conformaron lo que Corrado denomina su "continuum militante contra el anquilosamiento del pasado y el academicismo, a los cuales combatió con la crítica periodística, la difusión de las composiciones de avanzada, a través de la Agrupación Nueva Música y la composición".
El compositor Mariano Etkin, que conoció a Paz en los últimos años de su vida, va más allá: "El problema es que el mundo de la literatura es más culto que el de la música", sostiene. Etkin asegura que en la década del 60 "un libro sobre Schönberg podía ser aceptado por un tipo de una amplísima cultura como Jorge Grisetti, de la editorial Nueva Visión, pero Odeón de Argentina no iba a aceptar un disco de Paz. Era impensable". Según Etkin, el compositor "vio que la música estaba manejada por gente fosilizada y no así la literatura. Entonces canalizó su potencia transgresora a través del ambiente que se lo permitió".
Universal v. Nacional
El itinerario incluye colaboraciones para los "Papeles de Buenos Aires", que dirigió Macedonio Fernández, en "Letra y línea", editada por Aldo Pellegrini, en las revistas de Pettoruti. Participó en los encuentros del grupo "Poesía Buenos Aires", frecuentó el grupo Madi y fue amigo de Xul Solar y Tomás Maldonado. Al mismo tiempo, en el campo de la música, Paz mantuvo una furiosa polémica con Alberto Ginastera, que dividió las aguas entre universalistas y nacionalistas.
Después de haber formado parte del Grupo Renovación a comienzos de los años 30 junto a Juan José y José María Castro, Gilardo Gilardi y Jacobo Ficher, se alejó para comenzar a utilizar la técnica de composición dodecafónica de Arnold Schönberg. Allí comenzó su enfrentamiento con la corriente encabezada por Ginastera, a la que fustigó por "el empleo de ritmos populares y folklóricos en una ilusoria independencia de las influencias extraterritoriales, pero que no hizo más que utilizar técnicas de escuelas nacionales que ya cumplieron su ciclo en Europa hace décadas". Con su habitual humor, aseguraba en los años 40 que ese grupo veía como compositores modernos a "quienes hace rato dejaron de serlo y por eso proliferan incas ravelianos y collas neoclásicos".
Pero a pesar de militar en las filas del progresismo musical, no fue Paz sino Ginastera el que dirigió el Centro de Música del Instituto Di Tella, situado a la vanguardia artística de la Argentina en los años 60. Se trató en verdad de una consecuencia lógica: Paz tenía un rechazo visceral por las instituciones, como lo demostró en su histórica renuncia a formar parte de la Academia Nacional de Bellas Artes.
Para esa época, parecía más interesado en la literatura (Thoreau, Whitman, Poe y Miller), los Beatles y el cine. A fines de los años 50 ya había escrito música para cuatro películas de Leopoldo Torre Nilsson ("La casa del ángel", "El secuestrador", "La caída" y "Fin de fiesta"). Incluso sobre el final de su vida, después de cambiar el saco y la corbata por las poleras negras, actuó en la película "Invasión", dirigida por Hugo Santiago, en 1970.
En la actualidad existe un acuerdo generalizado entre los compositores en que tanto Paz como Ginastera son los dos referentes (antagónicos e indiscutidos) de la música culta argentina. Pero es evidente que la difusión de los dos autores corrió suertes diversas.
En este sentido, en el campo de la música -y a diferencia de lo que sucede en la literatura- sigue pesando la importancia del "color local". Aunque Mariano Etkin insiste en que la música de Paz es tan argentino como Ginastera. "Hay muchas formas de ser argentino", recuerda Etkin.
Hoy, el espíritu corrosivo y combativo de Paz parecé demodée. Y la paradoja sigue vigente: la única obra para orquesta que contiene el CD es una grabación mono de 1967, porque no se consiguió una orquesta que quiera hacer una versión nueva de la obras. Encima, el disco no tiene distribución en el circuito comercial: sólo se consigue en la sede del Fondo Nacional de la Artes.
La variación como método
"Juan Carlos Paz, inicios de la vanguardia musical argentina" contiene cinco obras del compositor, correspondientes a tres períodos.
- Neoclásico: "Tres movimientos de jazz", para piano (1932).
- Dodecafonismo: "Segunda composición dodecafónica (1934-35), "Música para flauta, saxofón y piano" (1943), " Dedalus" (1950).
- Música abierta: "Continuidad 1960", para orquesta.
El apego al concepto de la variación permanente, el uso de disonancias presentadas en forma cruda y sin concesiones y una rítmica que nunca se olvidó de Stravinsky y del jazz son las constantes más allá de los cambios de rumbo que se encuentran en las obras, presentadas en orden cronológico.
Martín Liut
Fuente: La Nación
Tres movimientos de "jazz" Op. 22
1. I. De profundis (3 de agosto, 1932)
2. II. Spleen (9 de septiembre, 1932)
3. III. Paseo por el bosque (11 de septiembre, 1932)
Segunda composición dodecafónica Op. 29 (1934-1935)
4. I. Allegro
5. II. Andante con transformaciones
6. III. Animato
Música para flauta, saxofón y piano Op. 43 (1943)
7. I. Allegro - Moderato
8. Dedalus 1950 Op. 46 (1950-1951)
A. Expositio
B. Choral
C. Ostinato
Variación I
Variación II
Variación III
Variación IV
Variación V - 1. Fugato
2. Canon a 4 voces
3. Reexpositio
Variación VI
Variación VII
Lento - Allegro Vivace - Lento - Allegro Vivace
Variación VIII
Variación IX - 1. Fugato
2. Improvisatio
3. Reexpositio
Variación X - 1. Praeludium
2. Canon Perpetuum
Coda 3. Cancrizans
Continuidad 1960 (1960)
9. I. Constantes
10. II. Perspectivas
11. III. Homenaje a Edgar Varése
Download - Descargar
0 comentarios:
Publicar un comentario